BIOGRAFÍAS DE RADIOAFICIONADOS ARGENTINOS: ALBERTO DEL CASTILLO LU2HEQ

Por Carlos Almirón LU7DSY

 

RAÚL ALBERTO DEL CASTILLO LU2HEQ, CIEGO DESDE LOS 6, CON 54 DE LU.

 

ABOGADO POR MANDATO FAMILIAR.
MÚSICO Y RADIOAFICIONADO POR VOCACIÓN.

DUEÑO DE UNA APASIONANTE HISTORIA DE VIDA.

por Carlos Almirón LU7DSY
Raúl Alberto del Castillo LU2HEQ, próximo a cumplir 69 años de edad, nació en la ciudad de Córdoba el 28 de mayo de 1953. Miembro de un hogar de clase media, cuyo padre fue un reconocido escribano y una madre que durante su infancia y adolescencia siempre estuvo en todo momento a su lado.
Siendo un bebé se le diagnosticó glaucoma congénito. Por esa enfermedad, a los seis meses sufrió desprendimiento de retina de un ojo y a pesar de una intervención quirúrgica lo perdió Los cuidados médicos en su infancia fueron intensivos, pero no se pudo evitar que a los seis años quedara ciego.

La mayoría de las personas con deterioro de la visión y ceguera son mayores de 50 años; sin embargo, la pérdida de visión puede afectar en todas las edades. Tal fue el caso de Raulito, como lo llaman cariñosamente sus amigos.
Haber podido conocer los colores, las formas y los tamaños, pese a su corta edad, resultó fundamental para su adaptación al mundo sin imágenes.
La vista está sobrevalorada en una sociedad extremadamente visual. Entonces cuando falta el sentido de la vista, no es que los ciegos tengan un oído súper desarrollado, sino que prestan más atención a otras cosas, y escuchan más.
Con total naturalidad Raúl habla de su problema como si no lo hubiera padecido. Desde los tres años estudió piano y ama la música. Tuve la suerte de escucharlo ejecutar maravillosamente con un teclado en la casa de Eduardo Maleh LU7HEO.
Estando en la escuela primaria ya soñaba con tener una radio y transmitir. Un amigo, Eduardo Herrera, que no era radioaficionado, un día lo llevó al Instituto Villada de los Salesianos, y escuchó operar al padre Garlen en un comunicado con una estación de Chile. Imprevistamente el cura le cedió el micrófono invitándolo a que salude al colega. La experiencia lo fascinó.
Al regresar a su casa le hizo el comentario a su padre, quien lo apoyaba en todo, y al día siguiente, en el año 1964 por un aviso en un diario le compró un AM a un radioaficionado de apellido Giovannini, que además del equipo le entregó toda la documentación incluida la licencia LU2HBD.
Fue imposible hacerlo funcionar y para evitar su frustración, otra vez su padre, le hizo armar un equipo nuevo con una 807 modulada en pantalla en un negocio que estaba a la vuelta de la escribanía. Fue tal el entusiasmo que durante cuatro años estuvo en el aire con la licencia de Giovannini sin ser advertido.
Como conocía al detalle el techo de su casa de dos plantas, por sus propios medios subió a instalar la antena dipolo, ante el sufrimiento de su madre temerosa que tuviese algún accidente.
Recién en 1968 decidió normalizar la situación, aprobando el examen de novicio y poco después recibiendo la licencia LU2HEQ, comenzando a participar legalmente en ruedas de 80 metros.
Allí conoció una colega de Tucumán con la que se comunicaba todos los días, iniciando un noviazgo que se prolongó cuatro años, visitándola cada dos meses.
En la adolescencia ya tuvo una lancha y en el lago San Roque practicó sky acuático, deporte que realizó durante muchos años.
En 1970 compró su primer BLU, un Yaesu FT DX 100, que utilizó como móvil en un Fiat 600 que siempre manejaba algún amigo mientras él operaba. Con ese rodado y luego con un Citroen 3CV, generalmente con Eduardo LU7HEO, su gran amigo manejándolo, fueron infaltables a las reuniones anuales de radioaficionados en La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Tucumán, Santa Fe y ciudades de la provincia de Buenos Aires.
Como móvil salía tanto en HF como VHF, que tenía una intensa actividad, ya que Córdoba siempre fue un lugar privilegiado por la cantidad de repetidoras en los cerros.
Raulito no duda en afirmar que su provincia siempre contó con muy buen nivel de radioaficionados. De los históricos mencionó a Roberto Cabanillas LU3HAK, Roberto Navarro LU4HBI y Juan Aravena LU5HCU, entre otros, y destacó su particular reconocimiento a Ramuco de la Rúa LU7HE (ex LU7HAE), un maestro de la radio que le brindó grandes enseñanzas.
También recordó con mucho cariño al Ingeniero José Francisco Nuñez LU5HCJ, profesor universitario que lo inició en la electrónica. Todos los sábados concurría a su casa y diseñaban pequeñas cosas. Con él aprendió a armar phone patch, de moda en ese momento para enlazar comunicaciones desde la radio a un teléfono fijo, que luego fabricó y vendió.
Con él aprendió a soldar, muchas veces con dolor con pantalones cortos en verano, cuando caían en sus piernas gotas de estaño dejando las huellas de las quemaduras. Raulito siempre fue por más y por ello también sabe soldar con eléctrica.
Cuando terminó el secundario estaba decidido a estudiar Ingeniería Electrónica. Pero fue el propio profesor Nuñez quien le informó que en la Argentina un ciego no tenía esa posibilidad, que sólo era factible radicándose en Estados Unidos.
La madre no lo podía acompañar y su padre terminó convenciéndolo que siguiera abogacía y luego escribanía para trabajar con él.
Raúl en un momento contó con cinco licencias, en concordancia con la reglamentación de entonces. Además de LU2HEQ, una licencia por cada vehículo. Él había sacado para operar móvil con el auto de su padre, otra con el auto de su madre y la restante para su «fitito». Y también para la casa de fin de semana en Villa Carlos Paz, donde había instalado otra estación con la licencia LU5HED, que había pertenecido a su amigo Juan C. González.
Ya con categoría superior, cuando se permitió licencia con sufijo de dos letras, le otorgaron LU2HQ. Al empezar a usarla lo invadió una fuerte tristeza, se sintió despersonalizado, y luego de dos meses, hizo la gestión y recuperó la primitiva, que lo identifica hace 54 años.
En su shack de transmisión se aprecian dos trofeos ganados en competencias de Caza del Zorro o concurso de radiogoniometría o radio localización entre radioaficionados, donde uno de ellos toma el papel de zorro y los demás participantes hacen de cazadores.
Esta competición consiste en encontrar los radiotransmisores que «el zorro» tiene escondidos en algún lugar desde donde emite señales o habla a los demás. La localización del zorro se realiza con la ayuda de medidores de campo o mediante los receptores de radio que llevan cada uno de los participantes.
Raúl fue campeón provincial en un calendario de 5 fechas donde ganó tres y le alcanzó para el título, mientras que en las dos restantes no pudo hacerlo por estudio. Tenía un compañero muy rápido de reflejos a sus indicaciones con el vehículo y él era muy certero en los cálculos..
Mientras estudiaba inició la actividad comercial con un negocio de reparación de electrodomésticos. Su mundo pasaba por lo manual con un gran desarrollo del tacto. Y la radio seguía siendo su compañía. Iba a la facultad con su auto siempre como móvil con un equipo Atlas.
En 1978 viajó a Estados Unidos, donde conoció varias casas importantes dedicadas a la venta de equipos de radioafición. Regresó con un Yaesu FT 301 y un Kenwood TS 820.
Durante los meses de abril y mayo de 1982 vivió intensamente la Gesta de Malvinas y la suerte de sus amigos cordobeses, entre ellos Eduardo Maleh LU7HEO, que participaron como radioaficionados civiles voluntarios en la misión de observadores aéreos en los montes cercanos a Puerto Argentino.
No faltó una noche al Radio Club Córdoba para escuchar cuando se comunicaban con la estación cabecera en las Islas Malvinas, que era operada por personal militar de Fuerza Aérea, todos con licencia de radioaficionados
Cumplió con el mandato familiar y ya casado se recibió de abogado, convencido que no era lo suyo. Un día se encontró en el centro de Córdoba con el Ing. Picati, que era director de Hidráulica de la provincia, con quien tenía amistad.
Aprovechando que había recibido el título en derecho, se incorporó como adscripto a la asesoría letrada en Hidráulica, pero la tarea fue montar una red de comunicaciones con todos los diques de la provincia (Pichana, San Roque, Cruz del Eje, Los Molinos, Embalse Rio III, La Quebrada y Piedra Mora en Almafuerte) y las delegaciones.
En cada lugar se instaló un Yaesu FT 180 a cristal, comprados en kit y armados en Córdoba, con los que informaban diariamente la cota y la meteorología a la central donde había un Yaesu FT 757, modelo que recién había salido a la venta. Durante tres años mantuvo esa labor, pero prefirió retirarse para continuar con la actividad privada.
Paralelamente ya atendía banda agraria y VHF en los campos con la ayuda de un técnico y un antenista. En 1986 presentó un stand en la Feria Industrial, que le posibilitó incrementar su cartera de clientes,
Trabajó mucho con los rally y las competencias automovilísticas alquilando equipos de transmisión a las emisoras radiales y vhf para órdenes a los canales de televisión.
Raúl, padre de tres hijos (dos mujeres y un varón), hace un tiempo que vive solo, con la compañía de una perra y sigue vinculado a la compra y venta de equipos de radioaficionados desde su página radioselectrocentro.com.ar También en su taller sigue realizando reparaciones de equipos.
Está convencido que pasados tantos años, cuenta con la mejor estación de su vida, luego de haber tenido en sus manos infinidad de equipos de diferentes marcas, muchos de ellos con HamPod, un diseño independiente basado en micro-procesador de texto con voz.
Este permite a los operadores ciegos poder manejar su transceptor, igual que un radioaficionado vidente, y que Raúl por sus propios conocimientos nunca precisó utilizar.
Se trata de un Kenwood TS 590SG, con un amplificador Yaesu VL 1000 Quadra estado sólido, con sintonía automática que da 1600 vatios, con una antena JVP de 2 elementos para 40, una antena JVP de 4 elementos para 20, 15 y 10, un dipolo V invertida para 60 cm. y una doble bazooka para 80 metros. Se lo escucha a diario en 40, 20 y 10 metros en fonía.
Raúl es miembro de ARIES (Asociación de Radioaficionados Invidentes Españoles), entidad que cuenta en sus filas con colegas ciegos de distintas partes del mundo.
A Raúl Alberto del Castillo LU2HEQ solo le quedan tres sueños por cumplir. Esquiar en la nieve y tirarse en paracaídas, que por una cuestión física, tras haber sufrido doble fractura de fémur, están descartados. Y plasmar en un libro todo lo que hizo a lo largo de su intensa vida, que sería mostrar lo que un ciego es capaz de hacer. Sólo le está faltando dar con la persona que lo ayude a organizar el trabajo. No tengo dudas que pronto tendremos noticias, porque casi todo lo que se propuso lo consiguió

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